El domingo por la noche las horas pasaban y los candidatos del radicalismo no salían a pronunciar sus discursos, todos los partidos habían dicho lo suyo pero los radicales seguían en silencio. Cuando algunos medios comenzaron a dar signos de abandonar la Casa Radical, un dirigente se acercó a un conspicuo mestrista para sugerirle que les dijera a quienes estaban en el tercer piso que salieran antes que sea más tarde. “Ramón no va a bajar hasta que no salga lo de Diego”, dijo un radical en alusión a la tercera banca que disputaba Diego Mestre con Liliana Olivero. “Entonces, ¿Si no sale lo de Diego no va a bajar?”, interrogó el dirigente al hombre que decía interpretar el pensamiento del intendente capitalino. La respuesta fue una interminable e irreproducible frase que murmuraba mientras daba la media vuelta para dirigirse al tercer piso.
